De los anuncios cuya aspiración no es impactar, sino entretener, yo me quedo con la serie de Mixta (Sabe a Mixta), que realiza una mezcla de cosas aparentemente normales, provocando la hilaridad por lo surreal de la propia mezcla.
Mi preferido, de forma indiscutible hasta hace poco, es el de los pingüinos optimixtas que intentan volar ("Vamos a volar, esto es estadística pura...") y van cayendo todos al mar, salvo uno que se da un castañazo (todavía nos siguen produciendo risa los trompazos más simples).

Pero un sencillísimo anuncio me ha hecho dudar sobre mis preferencias, el del delfín que no es marinero. Lo tiene todo: es brillante, es elemental, es barato, no es tedioso y se asocia con facilidad al producto comercializado.

Luego hay una larga lista de otros anuncios de Mixta, como el del castor disecado (Disecadox) que quiere ver la tele o que le pica la espalda, el avestruz flamenca que zapatea, la historia de amor de mixto y mixta y la fantástica serie de los gatos chinos.


Los gatos han dado mucho juego, empezando por los dos que jugaban a piedra, papel o tijera, pero siempre sacaban piedra (en eso se parecen a los bebés). Luego está el de los gatos pescadores, ahora pican ahora no pica ("hay que tener paciencia, José Luis"), los que juegan al escondite inglés ("pero si os estáis moviendo todos") y el del saltamontes ("a veces me sorprende lo tonto que es"). Es difícil sacarles más partido a los gatetes estos.


Cambiando de marca comercial, me han hecho mucha gracia dos anuncios de la empresa Volkswagen. El primero es del modelo Golf y muestra a un par de niños que juegan a simular que conducen un coche sentados en unas escaleras. Uno de ellos revoluciona el coche y luego cambia de marcha de forma muy cómica, mientras que el otro presume de tener un coche con una aceleración infinita, armando jaleo en el barrio y terminando sin respiración.
El otro es el de "mi papá me viene a buscar" en el que un grupo de niñas pijas, que vienen de montar a caballo, discuten sobre cuál de sus padres es más guay ("es el jefe de todos los jefes"), ganando la disputa la niña que dice que su padre va a buscarla en su Passat. Este anuncio tiene un doble mensaje, aparte del tono cómico; por un lado vende un producto lujoso pero asequible (el padre no es un ricachón despreocupado de sus retoños, mientras que por otro parece denunciar el estado de muchos menores de abandono por parte de sus padres, haciendo patente que lo que más valoran no son ni los barcos, ni los caballos, sino poder compartir tiempo con sus padres.

Por último, hablar del anuncio de Ono, en el que sale un monete que dice "yo iba pa hombre pero me quede en mono", tratando de esa manera de vender la velocidad "real" del producto, en contraposición con las velocidades "ficticias" de tráfico en internet de otros proveedores. Ahí ya no me meto, porque ese anuncio tiene mucha letra pequeña y va toda leche, como para saber si realmente el mono era mono o pudo ser hombre.
Esto es todo amigos, por hoy, otro día con otra historia.
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